En algunas ocasiones ocurren cambios inesperados en la reproducción de los organismos. Un descendiente podría tener un rasgo diferente de los de sus padres. Esto podría ser una mutación, es decir un cambio o error en la estructura de un gen o de un cromosoma. Cuando ocurre una mutación, puede producir rasgos nuevos o diferentes.

Piensa en todas las diferencias que ves entre distintos animales, como perros o gatos. Ahora, observa los ojos del gato que aparece abajo. Una mutación dio lugar a una mirada bicolor. Sin embargo, esta característica inusual no afecta su visión ni su supervivencia.

Otro tipo de mutación produjo al tigre blanco. Este animal perdió genéticamente el color naranja característico del pelo y los ojos de los tigres para dar paso a una coloración blanca con líneas negras en la piel, y ojos, por lo general, azules. No siempre las mutaciones son visibles. En muchas ocasiones pueden también afectar el interior del cuerpo, generando cambios en la forma o el funcionamiento de los órganos.

Algunas mutaciones le pueden ocasionar dificultades a su portador y a sus descendientes para sobrevivir en un medio específico. Piensa, por ejemplo, en una ardilla blanca que trata de camuflarse en el tronco de un árbol para que un zorro no la detecte. ¿Crees que este animal va a sobrevivir mucho tiempo? ¿Sus descendientes van a sobrevivir más que aquellos individuos sin esta alteración? Evidentemente, no. El color blanco de su piel va a contrastar tanto con el del árbol lo cual provocará que sea capturada más rápido que una ardilla oscura, sin alcanzar a dejar descendencia.

Una mayor variedad de rasgos transformados puede ayudar a una especie a sobrevivir en su ambiente. Estas mutaciones funcionan como adaptaciones específicas al medio. Para ilustrar este tipo de cambios, piensa en los pingüinos, aves que han desarrollado condiciones muy especiales para tolerar las bajas temperaturas de la Antártida. Si un individuo con un nuevo rasgo producto de una mutación sobrevive y pasa estas modificaciones a sus descendientes, puede que ellos también sobrevivan gracias a estos cambios.

Actividades a realizar

Investiga cómo funcionan los genes dominantes y los recesivos.

Procedimiento

  1. Haz una tabla como la que aparece a continuación. Úsala para registrar tus observaciones.

2. Pon trocitos de cinta en ambas caras de las fichas. Con el marcador, traza una ‘R’ mayúscula en cada trozo de cinta. La letra representa una planta con genes para flores rojas.

3. En las otras dos fichas, escribe una ‘R’ mayúscula en un lado y un ‘r’ minúscula en el otro. Estas fichas representan flores híbridas, con un gen para flores rojas y uno para flores blancas. Toma en cuenta que el rojo es dominante y el blanco, recesivo.

4. Coloca en el vaso la ficha que representa a un padre con dos genes para flores rojas (RR) y otra que represente un padre híbrido (Rr). Cubre el vaso con tu mano y sacúdelo varias veces. Vuelca las fichas sobre tu mesa de trabajo. Las letras que aparezcan hacia arriba muestran los genes que tendrá ese descendiente.

5. Observa las letras que están hacia arriba. Traza una ‘X’ en la casilla que corresponda para registrar el resultado del cruce.

6. Repite diez veces los pasos 4 y 5. Suma el número de marcas en cada casilla y registra el total para cada una.

7. Repite los pasos 4-6 utilizando las dos fichas de híbridos (Rr). Registra tus observaciones.